¡Qué ganas tenía de hacerla!
Un poquito de fresco en el parking del Achichuelo
Subiendo poco a poco por la pista de Hoyos
En el Hoyo de Iregua con el Castillo de Vinuesa al fondo
El territorio estaba desconocido, con los pinos mucho más grandes que hace treinta y seis años. Antes de seguir por la gran pista subimos por la pista del refugio de cazadores y llegamos hasta un collado donde había coches franceses de cazadores (!).
Frío y calor según la pendiente
De nuevo en la pista de Cebollera dejando atrás el Hoyo de Iregua
Valle del Iregua por el que subimos. Al fondo Peña Yerre
Pasando por una espectacular pedrera
En el cortafuegos de enfrente de la ermita
El mejor sitio para almorzar
El Santosonario
Llegada a la ermita en el km 32
El Pájaro nos recibió muy cordial esperándonos en la puerta de la ermita
Nos pasó a la cocina y hasta nos ofreció un vino. Muntión me comentaría días después que ya podía estar orgulloso de semejante recibimiento, pues no es habitual en él.
Visita a la Virgen
En la fuente de la ermita
Un viejo recuerdo que compartí luego con Alberto. La fuente de la Caridad
El descenso por la carretera fue vertiginoso. Nada de fotos. En la furgo, otra temperatura.
El tiempo y la velocidad media están falseados por las innumerables paradas a hacer fotos, a almorzar o para la visita a la ermita y casa del santero. Lo importante, la distancia y el desnivel que pueden recortarse un poco si no se sube al collado de los cazadores y a Hoyo Iregua.