salida en el parking del Hotel Terraza (que es para clientes a la hora de comer)
Tras un agradable fresquito en el tramo de carretera junto al río, que usan las veraneantas como paseo matinal, empezamos a subir La Rasa viendo que no es nada fiero (con la eléctrica, claro)
bancales del cerro Constanza en Almarza (para el facebook)
Alberto y Jandro llegando a La Rasa
Jandro hubiera querido entrar a ver Almarza, pero lo dejamos para otro día. Al paso por Muro me metí yo por el pueblo para que al menos viéramos uno.
vacas llegando al cordal que va de La Rasa a Cerrollera
corrales del cordal
llegando al vértice geodésico
selfie de Alberto
Almuerzo en las antenas
descenso
eses de la pista a Ribavellosa, que estaba estupenda para bajar
Al paso por Ribavellosa subimos a ver la famosa finca. Estaba abierta (!) tan limpita y tan vacía de gente como cuando la vimos después del confinamiento (v Montes 2 30my20). Bueno sí, había cuatro familias jugando al fútbol. Algunos amigos de los propios vigilantes...
La radler la tomamos en el bar de Torrecilla que está en las escaleras del Ayuntamiento
Vueltecita con la vieja bici azul de carretera con neumáticos nuevos, cuyos desarrollos no son para mí, y cuyo cambio hace ruidos y saltos cuando está apurado.
Una auténtica locura. Nos habíamos hecho ilusiones de que la prohibición de subir a los vehículos particulares iba a regalarnos una subida idílica, pero lo de las furgonetas y autobuses es aún peor (!!!). Y lo de la gente echada como ovejas en los lagos, patético. Di que en el vídeo se ven cosas mejores y sobre todo una música de ensueño...:
Aunque se vea un instante, el vídeo no lo cuenta todo. De ahí que en el facebook del mismo día en que hice el vídeo (19ag20) pusiera esto:
En los días nublados, que son muchos, la gente que veranea por los alrededores de Santoña sube caminando o en bici hasta el Faro del Pescador, y al llegar allí, después de cuatro o cinco kilómetros de paseo se encuentra esto. La zafiedad y el mal gusto solo son comparables en este país a esa mala educación y a ese comportarse en público (dando voces sobre todo) que parecen ser la conducta general doquiera que vayas.
La hacemos en dos etapas: la primera, de Lesaca a Legasa, ida y vuelta, el 5 de agosto, 47k
La segunda, desde Irún a Lesaca, ida y vuelta, 42k, aunque en realidad salimos desde Behobia porque en Irún el aparcamiento junto al puente de Santiago es zona azul por lo que el tramo Behobia-Irún lo hicimos al final y por el lado francés.
En la carpeta de vídeos queda un documento de 17' de la vuelta por Vera y de todo el almuerzo en un bar, incluida mi meada en la water (!!!!) porque me dejé encendida la GoPro sin darme cuenta.
Una cosa es el vídeo relajante hecho con los trozos más bonitos grabados por la GoPro durante nuestro paseo desde las Casas de Irati hasta la presa del pantano de Irabia...
...y otra la realidad: Irati está sobrevalorado. Y como tal, atestado de gentes que al reclamo de la publicidad acuden allí en busca del bosque más bonito de España (uy, qué he dicho! ....del ¡Reyno de Navarra!).
Pero Irati no es más que un bosque de hayas y pinos con un pantano en medio, como todos los demás. Un poco más grande, dicen, pero sin nada especial que no tengan los demás bosques. Aunque lo peor, es que, como atrae tanta gente, se echan en falta los servicios.
Antes de ir a Ochagavía, mi idea inicial era subir en bici hasta el puerto de la Tapla para volver a ver ese paso de la Sierra de Abodi con la que iniciamos nuestra carrera montañera en Bilbao (v. Montes 34). Pero en el camping de Ochagavía me disuadieron de ese plan y me dijeron que bajara hasta las Casas de Irati para entrar en el corazón del famoso bosque. Hay un gran parking en el que los forestales te cobran 5€ y te dan un mapa con los itinerarios y las explicaciones, pero con el ticket descuento del camping, sólo te cobrarán 2€. Qué menos... Claro que..., ni un miserable retrete para que las mujeres puedan hacer pipí. Así están luego los recorridos de papelitos...
Fuimos a primera hora y había tanta cola para pagar el parking y coger el folletito, que dejé lo del pago para la vuelta. Como la mayoría de la gente se iba andando hacia la cascada (no sé qué tienen las cascadas que tanto atraen a las ovejas), la primera parte de la pista hacia el pantano, a la ida, estuvo bastante tranquila de gente. El bosque tiene rincones bonitos, como todos, pero no es nada del otro mundo. Como lo llaman "la selva" yo me esperaba una vegetación más tupida (como la que vimos en el bosquecillo cercano al camping en Ochagavía) pero de eso nada. Por si fuera poco, pasado el río que alimenta por el norte al pantano, el bosque de quejigos era de lo más normalito.
En el entorno de la presa había hasta tres parkings y mucha gente despistada andando por la pista sin saber de lo vulgar que es ese tramo. La presa parece ser otro de los puntos de entrada al parque, pero tal y como nos dijeron, tampoco por allí hay ningún servicio. Y la caseta de entrada está a unos ocho kilómetros...
Tal y como se ve en el vídeo, nosotros recorrimos la presa y nos dimos la vuelta, porque el puente que permitía hacer un circular al pantano está caído desde hace por lo menos tres años...
De regreso, la pista estaba tomada por las hordas de visitantes que habían desbordado ya todos los parkings y que, al parecer, ya no cabían en la cascada.
En el parabrisas de la furgo había una nota que me avisaba de que debía pagar el parking, pero seguía habiendo cola en la caseta de entrada. Yo hubiera pasado de pagar por tan mal servicio pero Rosalía se empeñó en dar nuestro óbolo. Tuvo que aguantar una corta pero pesada cola y hasta la bronca de la forestal cuando ya no pudo más de esperar a que les contara a todos el mismo rollo de los itinerarios y se coló a dejar los dos euros.
Para no volver.
Bueno, al puerto de Tapla sí, porque la subida en bici (con menos coches) es bonita, la Sierra de Abodi sigue ahí con sus ricos pastos, y la vista sobre los picos del valle de Ansó, excelente. Y hasta hay una mesa explicativa en buenas condiciones:
Eso sí, la Mesa de los Tres Reyes, a la que habíamos subido ayer (v Montes2 3ag20) seguía tapada por las nubes que venían del norte.
En el mismo puerto hay un cartel que anuncia una Taberna (palabra griega) o Jatetxea (casa de comer en vascuence), Bar Restaurante (en lindo español), de la que al llegar a las Casas de Irati (Iratiko Etxeak) no vimos ni rastro. Quizás nos la tapaban la cantidad de coches que había...