La idea inicial era subir desde las últimas urbanizaciones de Miami Plage hasta el Racó de Doviá, pero las carreteras de las urbanizaciones no me gustaron mucho para andar en bici y subimos con la furgo hasta Pratdip. Y como el aparcamiento de la entrada del pueblo estaba lleno, paramos en la entrada a unas granjas creo que abandonadas que hay en la entrada del camino al Racó. El camino estaba en peores condiciones de lo que esperaba y Rosalía sufrió bastante, pero como siempre, subió como una campeona y bajó con prudencia. De regreso del Racó dimos una vuelta por Pratdip y subimos hasta el castillo, pero como la excursión se había quedado corta, exploramos también el magnífico camino asfaltado hasta Colldejou a donde no llegamos porque el cielo amenazaba con caérsenos encima. Por suerte no lo hizo hasta que estábamos a cubierto en una pequeña taberna que hay a la entrada de Pratdip donde tomamos una caña y una tapa de chorizo a la plancha.
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