Miércoles 25 de junio del 2014, de 6 a 8 de la tarde.
La primera vez que subí a la Rad, esa gran finca abandonada del ejército situada entre Villamediana y Recajo, fue en uno de los paseos que le daba a mi padre los sábados de invierno por la tarde. Subimos por un bonito camino de almendros que va de Oeste a Este y bajamos por el mismo sitio hasta donde nos habíamos acercado con el coche. Esta vez, sin embargo, yendo solo y en bici me propuse subir por el Sur desde Villamediana y bajar a Recajo.
Una vez proyectado el recorrido pensé que con las obras del empalme entre la N-232 y la Autovía de Pamplona me iba a encontrar muchas dificultades para llegar desde Recajo a los caminos de Varea pero los problemas empezaron mucho antes cuando me encontré que el camino que salía del Polígono de la Portalada hacia Villamediana había dejado de existir por unas obras de ampliación de su urbanización.
Pongo ya el track y el mapa para contar mejor los puntos interesantes de esta vuelta (que al final me salió un ocho) de 31 kms:
Con la velocidad de la bajada, en el 10,3 me paso el cruce que tenía que tomar a la izquierda para subir a la Rad y tengo hacer medio kilómetro de camino atrás cuando me doy cuenta de haberme equivocado. La subida a la Rad no es tan dura como el tramo anterior. Solo al final me tengo que bajar de la bici y más por las tremendas erosiones del camino que por la dureza de la pendiente. Hay una S que hace factible la subida pedaleando pero como el terreno está muy mal, prefiero arrastrar la bici subiendo a pié los treinta o cuarenta metros últimos del atajo con que se llega al borde de la Ra.
Al llegar a la finca, km 14, pongo la bici en un árbol y hago la única foto de la excursión. Un poco más adelante, en los fantasmales pabellones del fondo me encuentro con que el camino que baja a Recajo está asfaltado porque seguramente se usa como segundo acceso a esa enorme planta de reciclaje llamada eufemísticamente "ecoparque" que hay un poco más al sureste. Disfruto por tanto de bajar sin tener que frenar mucho, llego a Bodegas Darien (muy monitas), cruzo la carretera y las vías del tren por el puente elevado que lleva a Recajo y regreso a Logroño sin mayor dificultad pasando un par de veces por los túneles ya hechos del futuro enlace de autovías (¡locura de infraestructura!). En los momentos de dudas en que te pudieras meter a las obras en vez de seguir por verdadero camino hay unas oportunas y grandes flechas amarillas para peregrinos, y pasado el km 20, cuando tienes que volver un poco hacia atrás, también hay una gigantesca flecha amarilla pintada en un pabellón para que no te pierdas por las huertas. Gracias encarecidas a los pintores.
Llegados a Varea (km 23) decido volver a la Estrella para acabar en las Gaunas lavando la bici, pues entre el polvo de los caminos y el barro que había de las últimas tormentas, no estaba presentable para seguir luciendo en el pasillo de casa.
En refinitiva..., ochos cheinta (como dirían los de Pradejón) kilómetros más para el currículum y un mejor conocimiento del territorio (!). (Es una pena que el track se vuelva un poco loco con los desniveles acumulados y que no pueda ira anotándolos en el churrículo: y es que no me creo que hiciera más de 500 metros de subida).
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