Paseo aventura con muchas incidencias. Trataré de ser breve (o telegráfico) para no alargarme mucho. La idea era explorar los caminos de la margen izquierda del Ebro, Logroño abajo. Primera gran dificultad: el Polígono de Cantabria corta cualquier acceso razonable en bici, así que hay que dar la vuelta por detrás del Monte Cantabria, saliendo por el camino de Santiago y llegando al embalse de las Cañas (post 4). A partir de ahí se cruza la carretera y empieza la exploración. Aquí el track y el mapa:
Entre el embalse y el Carrefour (km 8) hay una loma con una ruina muy bonita, así que ¡toma foto! primera de la excursión.
En el km 13,5 giro noventa grados a la derecha para cruzar un gran canal o parte dividida del Ebro por otra represa o puente en donde dice que Prohibido el Paso - Propiedad Privada - Area Videovigilada. Será para los coches, porque la bici pasa por el lateral de la valla y de propiedad privada nada: pasada la represa o puente hay un montón de fincas de muchos propietarios distintos.
Del 14,6 al 15,8 el camino va pegado al Ebro sobre un gran talud con hormigones para las crecidas que da un poco de yuyu. Debido a las últimas tormentas el Ebro bajaba muy feo, color chocolate. Antes de abandonar este tramo y girar 90 grados a la izquierda (km 15,8), hice otra foto en la que se entrevé el Ebro, pero tenía que haberla hecho un poco antes cuando el camino estaba más despejado a la derecha.
Ahora solo quedaba disfrutar del paisaje agrícola y volver a casa. Al paso por el canal le hice a mi jaca otras dos fotos, una la que he puesto de cabecera para ver de donde venía, y otra, esta, en la que se ve que el canal lleva a otro pequeño salto eléctrico.
Todo era coser y cantar y disfrutar del paisaje. A mi derecha (km 18) una gran viña con una superbodega modernantigua encima (!):
Y cuando mejor me lo estaba pasando... (suele pasar) ah ah ah, veo que el manillar me hace unas cosas raras y... ay ayyy, ¡pinchazo! Mira que mi hija me lo había dicho: lleva una o dos cámaras de repuesto, herramientas y bomba. Que no..., decía yo, que estas bicis, con esas cubiertas tan gordas no pueden pinchar. Jo que no. Pues ya ves. Y encima ahí tirado a diez o doce kilómetros de casa. No es momento para fotos sino para alcanzar la carretera con la bici al hombro por un jodido terraplén pedregoso de las obras del empalme de las autovías que corta el camino en el km 19,3. Me pongo a andar por el arcén de la carretera en dirección a Logroño. Los coches y camiones pasan a un metro de distancia a cien kilómetros por hora. Qué bonito y bucólico. En esos momentos se te ocurre pensar que las desgracias no suelen venir solas.... ah ah. A ver si no solo pincha la bici sino que me ensartan a mí (!). Tras haber andado más de un kilómetro, en el 20,6 veo que una furgoneta sale de una casilla y corro a preguntar si va para Logroño. El tipo me dice que sí, pero que lleva un perro dentro. Abre la puerta trasera de su furgoneta y como lleva la jaula reglamentaria (y el perrazo dentro), ahí no cabe la bici. Pero el chico es de lo más amable y me dice: ¿de qué diámetro es tu rueda? (???) Aquí tengo una cámara del 26. Glup. ¡He encontrado al ángel de la guarda! No tiene desmontadores pero sí unos destornilladores anchos con los que consigo sacar la cámara. ¿Tienes bomba? Pues no. Bueno, pues vamos a ver si funciona el compresor. ¡Tenía también un compresor! Como no sé que hacer para darle las gracias me dice que otro día me tocará a mí.
Tan alegre estaba yo y tan harto de coches a cien por hora que en vez de volver por la carretera vuelvo para atrás para coger un camino (km 21) que suponía que me iba a llevar al embalse de Cañas, pero no. El camino tira para Viana, tira para arriba y ahhhh, lo peor de todo es que tiraba un Norte fortísimo que... tiraba para atrás. Creo que la foto que hago a Viana con el Codés al fondo, la hice para descansar un poco...:
Intento no llegar al pueblo tirándome a la izquierda después de pasar por la Depuradora de Viana (km 25) y en el siguiente cruce, ay, en vez de seguir recto, me voy a la carretera que ya empezaba a estar verdaderamente cansado. Pero hice mal. Muy mal. La vieja carretera entre Viana y Logroño no tiene arcenes y los coches pasan a tu lado como una exhalación. Menos mal que sólo fueron dos kilómetros y medio y que al llegar a la pasarela elevada por la que cruza el camino de Santiago, me metí en el mismo (km 29) y repetí aliviado y ya sin prisas la misma llegada a Logroño del paseo anterior (BTT 21).
Pues nada, 35 kms que me salieron en tres horas, con pinchazo, caminata y de todo. Aquí el perfil:
Y ahora, antes de la siguiente salida, a comprar cámaras, desmontadores y bomba. Y a dejarle un par de de ellas y una botella de vino marca de la casa al ángel de la guarda de la carretera de Viana que sólo sé que se llama Jorge.
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